◘ Jason McCann
—Vamos, Jason, no tengo todo el día —se mofa al otro lado del teléfono.
Noto cómo mis ojos se cristalizan, pero cómo tengo que, ahora más que
nunca, endurecerme. Drake me mira, pronuncia con los labios, moviéndolos
lentamente, si quiero dejarle el teléfono, pero no. Esto es algo entre
Josh y yo. Siempre lo ha sido.
—No tengo que darte explicaciones.
—Sí, si quieres que la chica siga con vida. Y si no fuera así… dudo que
hubieras llamado a Will que, como bien sabemos, tú y Drake conocíais y
trabaja aquí, porque nunca habéis venido a nuestra casa. ¿Algo que
objetar?
—No.
—Bien, entonces, dime. ¿Por qué?
No puedo evitarlo. Me hago su imagen. Me la imagino a ella, tan hermosa,
como siempre, y de repente se difumina y da paso a verla de nuevo,
llorando, gimiendo. Sufriendo.
Suelto el teléfono sin querer, y me llevo las manos a la boca. Oigo cómo
Josh se ríe al otro lado, y en ese momento juro que, como le hagan
algo, los haré pedazos. No podría soportarlo, por algo que aún
desconozco. En realidad, ni siquiera sé si quiero saber qué me pasa. Por
qué ahora.
Antes ni siquiera me llamaba la atención, no hablaba casi con ella, no
estaba nunca en casa pero es como si ahora, ahora que veo que ella no
está, es cuando tengo la diferencia.
Cuando estaba aquí, yo sabía que estaba bien. Estaba seguro de que no lo
estaba pasando bien, obviamente, pero que no le iban a hacer daño
mientras estuviese con nosotros. Porque no lo entiendo. ¿Qué… qué me
está pasando?
—No lo sé.
Oigo risas en el teléfono. El esfuerzo que hago para no lanzarlo a la
pared y romperlo es sobrehumano. Pero no. Cojo aire y lo expulso
lentamente.
—No me digas, Jason, que… te has involucrado demasiado.
—¿Eh? —es lo único que consigo decir.
En realidad sé a qué se refiere, es obvio. Cuando me decidí a trabajar
para ellos, juré que jamás me involucraría lo suficiente como para que
eso tuviese alguna repercusión en el trabajo y bla, bla, bla, bla.
Hablando en plata, quería decir que nunca sentiríamos nada por nuestras
víctimas.
Aunque soy consciente de que esa regla la rompí hace mucho tiempo. No se dieron cuenta porque no estaban pendientes, pero…
Drake me mira, coge el teléfono y cuelga. Así, sin más explicaciones y
sin más demoras. Es la primera vez que lo veo hacer algo de esa forma,
sin pensarlo dos veces.
Se sienta en el sofá, sin dejar de mirarme. Esto empieza a hacerse un
tanto incómodo, pero justo cuando abro la boca para decir algo, él me
corta, haciendo a la vez un movimiento extraño con la mano para que me
calle.
—¿Qué ha sido eso?
—¿De qué me estás hablando?
Él se levanta y empieza a dar vueltas por la habitación. Me está poniendo muy, pero que muy nervioso.
—¿Qué te han dicho? ¿Por qué te has quedado así de paralizado?
—Ya sabes… Uhm… la regla número uno.
—¿Qué?
—‘Jamás te involucres con una víctima’ —cito.
Él abre mucho los ojos.
—Oh no. Oh no —empieza a susurrar una y otra vez por lo bajo.
—¡Dios, tío, deja de hacer eso!
—Ah no, Jason. —Se da la vuelta—. ¿No te das cuenta?
Parpadeo un par de veces.
—¿Cuenta de qué?
—No te habrás… enamorado de Heather, ¿verdad?
¿Que me he qué de quién? Eso es imposible. Nunca antes he sentido algo
así por una persona. O eso creo. Me limito a lo que me contó Will.
♣ • ♣
—Estará bien que habléis con él, os explicará.
Drake, me mira. No conozco mucho a este chico. Parece majo. Es un poco
más alto que yo, con la piel clara y el pelo moreno. Y los ojos grandes y
azules. Me recuerdan a los de mi madre. Aunque es un tema que tengo
bastante superado, me persigue todavía la idea de haberla perdido. Pero
me persigue más todavía que mi padre me perdiera a mí…
Un chico de unos diecisiete o dieciocho años se planta delante de
nosotros, y nos regala una sonrisa que se me antoja más bien dolida y
nostálgica.
—¿Y tú eres el tal Will? —pregunta Drake cuando Josh y Lewis se han ido
de la habitación y solo quedamos nosotros tres sentados en unos sofás
destrozados. Drake y yo en el mismo y el que supongo que es Will es un
sillón frente a nosotros.
—Sí, lo soy —susurra asintiendo—. ¿Y vosotros… Jason y Drake, no?
Lanzo un ‘sí’ al aire en un murmuro, y Drake hace lo mimo.
—Bien, pues… no sé. Creo que más bien deberíais preguntarme.
El problema es que no tengo ninguna pregunta. Y al parecer Drake tampoco.
—En fin, sois poco habladores. Pues veamos, uhm… la verdad es que
trabajo desde hace poco para Josh y Lewis, no tengo ni idea de por qué
me han llamado a mí en vez de a alguien como más, bueno, veterano.
Levanto la cabeza y le pregunto:
—¿Y por qué lo has hecho?
Él vacila antes de contestar:
—Vinieron a mí, sin que yo los llamara, simplemente fue así.
Yo me levanto y empiezo a andar en círculos por la habitación.
—¿Por qué hicieron eso?
—Uhm… Pues la verdad es que fue el día del funeral de alguien a quien yo
quería muchísimo, y no me lo pensé mucho. Tenía que ordenar mis ideas.
—¿Quién era? —interviene Drake—. A quien querías mucho, digo.
—Mi novia.
Drake y yo cruzamos una mirada.
—La asesinaron —continúa Will—. Pusieron una bomba y explotó.
Veo cómo sus ojos empiezan a cristalizarse, y me siento una persona horrible, por millonésima vez hoy.
—¿Tanto… tanto la querías? ¿Tanto como para vengar su muerte de esta forma? —murmura Drake.
—Y más, mucho más. Hacedme caso; si alguna vez sentís eso, que no podéis
vivir sin esa persona, que solo necesitáis saber que está bien para
seguir respirando, que haríais cualquier cosa, que tenéis que estar con
ella las veinticuatro horas del día los siete días de la semana, que si
está mal estáis mal, que si sonríe vosotros sonreís y que si os dice que
os corresponde os hace la persona más feliz del mundo… no la dejéis
escapar. No hagáis como yo. Dejad vuestro orgullo a un lado, no lo
merece. Decidle que la amáis una y otra vez porque cualquiera puede ser
la última. Es todo lo que yo tendría que haber hecho.
♣ • ♣
Recuerdo
que en ese momento simplemente asentí, pero ahora pienso en ello y… No
puedo creer que no pueda hablar más con él y preguntarle a él.
—¿Recuerdas lo que dijo Will?
—Sí.
—¿Crees que es posible que…?
—¿Sientes esas cosas? —me interrumpe.
No lo sé. Ahora mismo… no puedo asegurar nada con certeza. Solo que no
puedo vivir sin verla una vez más, que solo necesito oír su voz para
quedarme tranquilo, que tengo que estar con ella, que estoy mal desde
que ella está así de mal, que si la veo sonreír, solo una vez, sé que yo
sonreiré.
Y también sé que si se atreven a tocarle un pelo… los mataré.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario