«Never let you
go»
Capítulo 2.
εїз
Caitlin εїз
—¡Espera, espera! —grita Caitlin—. ¿Qué dices que dijo?
Megan me mira
atentamente, aunque bastante agitada y… creo que sé por qué.
—Cito
textualmente: Es que eres preciosa.
Rememoro esas
palabras desde que me las dijo ayer por la noche, y me sonrojo una y otra vez.
Se lo cuento a ellas porque son mis mejores amigas, pero estoy ansiosa y
realmente quiero gritar a los cuatro vientos que estoy enamorada de mi mejor
amigo.
—Caitlin —sonríe
Megan—, fíjate en que lo que te dijo, exactamente, no fue ‘estás preciosa’,
sino ‘eres preciosa’. ¿Soy la única en distinguir ese matiz?
Payton suelta una
carcajada.
La verdad es que
a mí no se me había ocurrido pensar eso, pero no creo que tenga demasiado
sentido darle tantas vueltas a lo de entre líneas. Él solo me ve… como a su
mejor amiga. De momento, me parece mucho más que suficiente.
—Menos mal que
estamos aquí Megan y yo, para interpretar lo que este chico te dice.
—Es tan mono…
—susurra Megan. Yo solo sonrío bajando la cabeza, con una idea en mente, que no
soy capaz de pronunciar en voz alta: ‘Sí. Sí que lo es.’— ¡Pero yo también os
quiero contar una cosa!
Payton y yo la
miramos y sonreímos.
—No me digas que…
—empiezo a decir.
Ella se levanta y
empieza a dar saltitos agitando las manos como una niña pequeña.
—¡Sí! ¡Ayer Ryan
me besó!
—No. Puede. Ser.
—sonríe Payton, y se levanta y empieza a dar saltitos con Megan.
No me lo creo.
Creo que lleva enamorada de ese chico desde, en fin… desde siempre. Ryan es muy
majo, pero si tardó desde ayer por la noche para fijarse en Megan o darse
cuenta de lo mucho que a ella le gusta, no se puede decir que sea demasiado
listo o, por lo menos, demasiado espabilado.
—¿Estáis
saliendo? —pregunto, deseando con todas mis fuerzas que me diga que sí.
Pero a ella se le
apaga la mirada y su sonrisa desaparece de repente.
Y veo una lágrima
deslizarse por su mejilla justo antes de irse corriendo al aseo.
Payton y yo nos
miramos.
—¿Pero qué…?
҉ Justin ҉
—Justin, ¿qué pasó ayer
con Caitlin? —pregunta Chaz arqueando una ceja.
—Es…
Cierro la boca de
repente, puesto que empieza a sonar 2pac. Es mi móvil.
—¿Quién es? —pregunta
Ryan.
Chaz me lanza una
mirada de advertencia.
‘Aún no te vas
librar de contar qué coño pasó ayer y por qué desapareciste’, parece decirme a
la vez que sacude la cabeza.
Miro la pantalla
de mi teléfono.
‘Caitlin.’
Sonrío, pero
después me doy cuenta de que no estoy solo, y sacudo la cabeza para que no se
me note. Muy a mi pesar, ni siquiera mis amigos son tan idiotas, y tampoco están
ciegos. Me da muchísima vergüenza, y terminarán enterándose, en un momento o en
otro de que…
—¿Quién es? —vuelve
a preguntar Ryan.
Me aclaro la
garganta y digo, con total obviedad, haciendo un enorme esfuerzo por no parecer
desesperado por escuchar de nuevo su voz.
—Caitlin.
Los dos me miran.
—Hola —digo al
descolgar—, ¿qué pasa?
—¿Qué pasa?
¿Estás de coña?
Me está gritando.
Realmente, creo que está enfadada, y jamás la había notado tan cabreada desde
que nos conocemos. Y de verdad, que hace mucho tiempo de eso.
—Caitlin,
tranquilízate, ¿sé puede saber de qué…?
—¡Qué me
tranquilice! ¡Por Dios! ¡De verdad que como me entere de qué le ha hecho a mi
amiga, te juro que…!
—¡Caitlin! —levanto
la voz. Y todos en la cafetería se giran para mirarme. Vaya hombre, no me digas
que jamás han oído a alguien hablar por teléfono—. ¡Tranquilízate! ¿Se puede
saber de qué demonios estás hablando?
Oigo cómo respira
hondo. Y tras soltar un pesado suspiro, me dice, con tono extremadamente suave
y bajito, de ese modo que solo las mujeres saben hacerlo y que realmente
asusta:
—¿Está Ryan?
¿Cómo? ¿Quiere…
hablar con Ryan? ¿Y por qué me llama a mí? Soy un estúpido por pensar que, ella…
Me levanto de la
mesa y le tiendo el teléfono a mi amigo.
—Es para ti.
Él me mira
confundido, pero no tanto como Chaz, que entrecierra los ojos y me clava la
mirada.
Me doy la vuelta
y me dirijo al baño, haciendo caso omiso de mis amigos, y de los sonidos de
incomprensión que suelta Ryan al hablar con, bueno… mi mejor amiga.
Qué estúpido soy.
¿Cuánto tiempo
voy a fingir esto? ¿Estoy intentando convencer a los demás o solo a mí mismo?
¿Cuándo voy a asimilar que…?
—Justin —me llama
Chaz—, ¿se puede saber qué coño te pasa?
Saco mi gorra y
sacudo el pelo. Luego, vuelvo a colocármela.
—Un día, ese
movimiento se hará famoso. Ya verás. Cuando seas actor y ganes premios y todo—asegura
con una sonrisa.
Chad no suele ser
demasiado… bueno, no es la clase de persona que te hace cumplidos a la de tres,
no entiendo por qué está encerrada en ese caparazón, que siendo sincero, a
veces lo hace parecer un capullo, pero en realidad es un muy buen amigo. De
veras que sí.
Él, Ryan y
Caitlin, creo que son las únicas personas que saben cuál es mi sueño. No me
refiero a un capricho, de esto de ‘estar en la edad’ y desear algo con todas
tus fuerzas pero, al crecer, que tus metas en la vida, que tus puntos de vista,
cambien. Pues bueno, no es mi caso. Quiero ser actor desde hace mucho, mucho
tiempo, creo que ya casi ni lo recuerdo. A decir verdad, estoy casi convencido
que fue en la obra de Navidad de preescolar, en el que interpretaba… no me
acuerdo qué, pero fue un día maravilloso. Desde ahí, desde el momento en que
sentí la luz de los focos posados en mí, haciéndome una persona importante,
digna, por primera vez a los tres años, supe que me había enamorado. De actuar.
De los escenarios. De los musicales. Del cine. Del arte de la interpretación.
Pero soy joven, y
las ofertas, en estos tiempos, no llueven. No hay casi nunca castings por aquí,
y cuando está la oportunidad, da la casualidad de que soy demasiado joven para
el papel.
Mis amigos me
apoyan, igual que yo los apoyo a ellos, que quieren ser estrellas del hockey en
el futuro. En cambio, Caitlin… no me apoya, hace mucho más que eso. Siempre lo
ha hecho. Siempre ha sido ‘más’ que los demás. En cualquiera de los sentidos.
Y siendo sincero,
no recuerdo cuando… sucedió. Cuándo empecé a verla con otros ojos. De veras…
que no lo sé.
—Tendrás que
empezar a pensar un nombre.
Lo miro
divertido. Se frota la barbilla diciendo nombres absurdos que ponerle a mi
‘movimiento de flequillo’. Sonríe.
—En serio,
Justin… —adquiere el tono que reserva para los momentos serios— ¿te pasa algo?
Últimamente andas muy raro. Ayer, en el partido de hockey, no parecías tú…
sueles estar súper enérgico. En cambio, solo parecías pendiente de las gradas.
Y ayer, desapareciste. Literalmente. Vi a Ryan con Megan y de ti… ni rastro.
Esperaba que esa
llamada de teléfono no me obligase a contestar esa estúpida pregunta.
—¿Qué pasó ayer
con Caitlin? —repite, pero esta vez con pesadez.
Él y Ryan son mis
mejores amigos, pero… son chicos. No quiero que se rían de mí si les hablo de
Caitlin, de mí y de Caitlin, de… de lo que sea. Nunca me pongo nervioso, jamás,
pero es un tema sobre el que no tengo control.
Aun así, decido
responder a su pregunta, por que sé que no me va a dejar en paz hasta que lo
haga, y le diga la verdad.
—Me dio un ataque
de claustrofobia. Tanta gente allí, junta… empezó a faltarme el aire. Pero
Caitlin me sacó fuera. Ni ella ni yo teníamos ganas de volver, así que dimos
una vuelta. Eso es todo.
—¿Estás seguro de
eso? —susurra arqueando una ceja.
—Pues claro que…
oye, tú no me has contado qué estabas haciendo. Si yo estaba con Caitlin y Ryan
con Megan, ¿qué demonios hacías tú? ¿Espiar a Payton o algo por el estilo?
Nada más
pronunciar esas palabras, clava sus ojos en los míos de una manera que nunca
antes lo había hecho, terriblemente intensa y que me deja con la duda de si,
con la tontería, he acertado… puede que no seamos tan diferentes, al fin y al
cabo.
—Estaba… Me quedé
un rato con Jake. Me fui un momento y me equivoqué de habitación. Y ella…
ellos…
No dice nada más.
Jamás me habría
imaginado a Chaz… así. Sin rastro de su sonrisa burlona ni del brillo pícaro de
sus ojos. Ahora no hay nada.
—Que siga siendo
un secreto. Como lo es lo de Caitlin, ¿no? —una mirada de complicidad me basta
para entender que estamos en las mismas.
—No sé dónde está
Ryan, para no darse cuenta —suspiro con pesadez.
Chaz se muerde el
labio y con tono duro y lejano, pronuncia unas palabras que cortan como
cuchillas porque… la verdad duele.
—Está donde nosotros
no somos capaces de llegar.
εїз
Caitlin εїз
—No quiero
que correr el riesgo destruya todo lo que tenemos. Todo lo que siempre hemos
tenido, Caitlin. ¿No lo entiendes? Sé que no es sencillo comprenderlo… —Oh, sí
lo es. Para mí, al menos, sí lo es—. Pero simplemente… no puedo evitarlo.
—¿Tener miedo? —pregunto
rotunda.
Sé exactamente
cómo se siente, y lo complicado que es cruzar la maldita línea que han de
cruzar él y Megan pero… ¡ya lo han hecho!
—No quiero
perderla. No quiero echarlo todo a perder. No puedo evitar no querer
arriesgarme, Cait.
Respiro hondo.
‘Arriesgarse.’
Es tan irónico
hablar de esto con alguien y que además me diga que no puedo entenderlo, que me
dan ganas incluso de reírme. ¿Pero yo qué puedo hacer? Lo que llevo haciendo
desde siempre. Yo siento cosas. Pero Justin no. Ahí es cuando… todo se
complica. Hay ocasiones en las que pienso ‘¿Y por qué no puede sentir nada por
mí?’ y la respuesta es tan sencilla…
‘Porque yo
tampoco me elegiría.’
Pero con Ryan y
Megan me parece tan distinto… Ambos están enamorados. Desde siempre. Y ambos lo
saben. Nada más nombrar al otro sus ojos se iluminan, cuando están juntos
sonríen como si fueran los protagonistas de un anuncio de dentífrico. Son
realmente adorables. Y me dan tanta envidia en ocasiones que es complicado
soportarlo a veces. Pienso que están hechos el uno para el otro y que merecen
de verdad a alguien que sienta lo mismo por ellos… y tienen la suerte de que es
así. Lo que les falta por hacer es poner un poco de su parte, confiar en el
otro.
Pero yo no puedo
decirle todo esto. No puedo decirle que comprendo a la perfección exactamente
lo que me está diciendo porque estoy enamorada de mi mejor amigo. Y, bueno,
también es el suyo…
Bah… no sirve de
nada engañarme; en realidad, no quiero que se ría de mí. No quiero que se lo
cuente a Justin y los dos se rían de mí. Son mis amigos pero existen personas
verdaderamente crueles. No digo que ellos lo sean pero soy incapaz de abrirme a
ellos. Me costó dos años contarle a Payton qué me pasaba, y un año más
decidirme a confiar en Megan.
Ella y Ryan son
buenos amigos desde siempre, se gustan desde casi siempre, quiero que sean
felices. Y quiero que lo sean juntos, joder. ¡Eso no es tan complicado!
—Mira, Ryan… No
es tan complicado. No para vosotros.
Al otro lado de
la línea solo oigo silencio. Y me importa una mierda si no quiere oírlo, tiene
que saberlo.
—Joder, Ryan, es
que Megan quiere arriesgarse.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------
Espero que os haya gustado mucho. No os olvidéis de comentar en Tuenti, y de dar RT a este tweet.
Os quiero, gracias por leer. <3
Carmen Who Cares.