◘ Heather O’Connor
Me despierta el ruido de fuera. La sirena
de la policía. Tal vez haya habido un accidente. Me envuelvo en la manta
y me levanto. Me acerco a la ventana. No me equivocaba, es la policía.
Pero no es lo único. También hay una ambulancia. Es posible que sí haya
sido un accidente… Hasta que veo al que está herido. Agudizo la vista y
me fijo en la bala que le ha atravesado el pecho. Oigo que se cierra una
puerta. Intento abrir la del cuarto de Jason pero está cerrada. Como
siempre.
Empiezo a aporrearla, pero no me abren. Abro lo ojos, de sorpresa. Oigo
pasos cerca, así que es imposible que no me hayan oído. Estoy enfadada.
Pero aun así, no insisto. Pueden volver a hacerme lo que hicieron
anoche. O peor, lo que le han hecho a ese hombre. Pero por lo que
dijeron esos hombre el otro día, parece que me necesitan viva. Al menos,
de momento.
Al otro lado de la puerta, le dan un par de golpes y dicen que me vista,
y que después llamarán a mi padre. Se repente, me pongo muy nerviosa.
Quién sabe, puede que aún mi padre no se haya dado cuenta de que no
estaba en casa. Puede que piense que me he ido porque estoy enfadada por
lo de él con Tracy. Y lo estaba, pero ya no. Han pasado muchas cosas en
los últimos días, y me he dado cuenta de que no tendría que dejar que
la muerte de mi madre dictara mi vida, o todo lo que va a pasar en ella.
Porque siempre he pensado que terminaría como ella terminó.
Abro la maleta que me trajo Jason. Fue la que le dieron esos hombres
antes de marcharse. La ropa es bastante… pequeña y ceñida. Cojo una
camiseta y la estiro todo lo que puedo para dejarla más ancha. Me la
pongo. En fin, al menos me deja respirar. Y unos pantalones tan cortos
que parecen bragas. Es insultante que pretendan que me ponga esto. Y es
también horrible que haya mujeres que tengan que ganarse la vida de una
forma tan… y para ello, utilicen esta ropa.
Aún así, es noviembre, y hace frío, así que cojo una manta, me la echo
por encima de los hombros. Me levanto y voy al baño. Me subo un poco la
camiseta, y la realidad me golpea. Tengo la espalda llena de arañazos y
también la barriga. Miro mis piernas, que tampoco se libran. Estoy
asustada. Me dan más miedo que nunca.
Primero, porque uno de ellos intentó violarme. Segundo, porque me dejó
marcas. Y tercero, porque he visto cómo han dejado a ese hombre. Delante
de mis narices. Como si hubiera sido adrede para asustarme. Pues
enhorabuena, lo han conseguido.
Una lágrima surca mi mejilla.
¿Me merezco todo esto? ¿Hay alguna razón por la cual todo me esté
pasando a mí? La muerte de mi madre, el secuestro, la casi violación… Yo
no puedo más.
—Vas a hablar con tu padre —masculla Jason.— Deprisa.
Salgo corriendo. Vuelve a tener ese tono agresivo y esa mirada fría que
parece gritarme que no me soporta. Ya, pues mira por dónde, el
sentimiento es recíproco. No tocaría a ese chico por nada del mundo.
Obviamente, estaba asustada y me sentía desprotegida tras lo sucedido
con Drake, y él vino y me salvó… y yo estaba llorando. No creo que
hiciera nada malo. No, corrijo, no hice nada fuera de lo normal. Así que
me obligo a decirle:
—Perdona por haberte abrazado anoche. Fue un… impulso, nada más.
Se da la vuelta, y su mirada me recuerda a la de Drake. Pero no al Drake
que me pidió disculpas, sino a ese que me forzó, o intentó forzarme, a
las tres de la mañana y me ha dejado marcas de ello. Doy paso hacia
atrás, pero él se acerca, con la furia en sus ojos color miel. Hasta que
llego a un punto en el que no puedo retroceder más, me topo con la
pared.
Nos quedamos tan cerca que puedo sentir su respiración entrecortada.
—Escucha, me parece estupendo todo lo que dices, pero no quiero tener
nada que ver contigo. No tienes ni idea de lo que pasa a tu alrededor,
porque vives en una burbuja que te aísla de todo, y tú controlas. En
cambio, Drake y yo somos unas marionetas controladas por esos dos
hombres que viste. ¿Sabes? Ya está bien. Lo de anoche puedo entenderlo, y
me estoy asegurando también de que no se repita. A partir de ahora
estarás encerrada en mi cuarto, y te llevaremos la comida. Piensa que
solo es un mes.
Parpadeo, asimilando todo esto que me está diciendo.
—Después de esto, no volveremos a vernos.
Por alguna razón que desconozco, esas palabras me atraviesan.
Y duele.
Joder si duele.
♣ • ♣
Marco el número de mi padre y le paso el teléfono a Jason. Tiene uno de esos aparatos que distorsionan la voz a su lado.
—¿Quién es? —responden al otro lado del teléfono. Sé que es mi padre. Me
sorprende lo rápido que lo ha cogido y la evidente agitación en su voz.
—Tenemos a su hija —responde Jason. Aunque no estoy segura, creo que le tiembla un poco la voz.
—¡¿Quién eres?! ¡¿Está Heather bien?!
—Compruébelo por sí mismo.
Me pasa el teléfono. Sé que tengo que hablar lo justo porque Drake tiene
una pistola en mi sien. Me recuerda a Jason el día que me secuestró.
—¡Papá! —grito. No me importa que mis mejillas estén empapadas. Ahora importa mi padre.
—¡Heahter, cariño! Estaba preocupadísimo por ti…
—Y yo por ti, papá. Pero no te preocupes por mí, estoy bien.
—Temía que estuvieras como tu madre…
Trago saliva. Un intenso dolor me sube por la garganta y me impide hablar.
—Ya ves que no.
Me arranca el teléfono.
—Ya ve. Tenemos a su queridísima hija. Si llama a la policía, será
porque es consciente de que habrán terribles consecuencias. Seguiremos
en contacto.
No oigo a mi padre responder, porque Jason ya ha colgado.
Me coloco la manta de nuevo y entro en su habitación. Es lo que él quería, ¿no es así?
Me entra el pánico.
Como él dice, después no volveremos a vernos. Bueno, sí, cuando salga de aquí y lo denuncie.
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