domingo, 2 de diciembre de 2012

Capítulo 25 «As long as she loves me»


◘ Jason McCann.

—Ahora nada tiene sentido, porque estoy enamorado… y el amor carece de lógica.
Ella me mira y sonríe. Por primera vez delante de mí. Y sus ojos oscuros brillan como diamantes. No me equivocaba, es la chica más preciosa que he visto nunca, y aunque me gustaría poder decírselo, repetirle una vez lo perfecta que es, lo mucho que la necesito a mi lado, como dijo Will, pero no puedo.
Ahora mismo tengo que llevármela lejos, de aquí, para que no le hagan daño. O más del que le han hecho ya, porque es todo culpa mía.
La ayudo a salir por la ventana, y aunque no dice nada, sé que se está conteniendo mucho con todo lo que le duele la pierna. Pero no hay otra manera, no puedo sacarla por la puerta.
Está amaneciendo, así que ya hay luz, en el camino hasta la verja veo a Drake fuera de la camioneta, mirando para todos los lados, y una vez que me ve, y ve a Heather, sonríe. Pero como nunca antes lo había hecho, él ahora… es feliz. Hemos hecho algo bueno juntos, que no compensa ni por asomo lo que causamos desde hace tres años al menos. Y ahora tengo que tener cuidado, porque… en unos días, no volveré a ver a Heather. Es lo mejor para ella.
Lo nuestro no podría ser.
En ninguno de los casos, pertenecemos, no a mundos distintos, sino a galaxias diferentes. Es imposible. Solo eso. Me entristece pensarlo pero es… es así.
Aunque querría, no puedo cambiar esto último.
Ella merece algo real con alguien lo suficientemente bueno para ella, y ese, está más claro que el agua, que no puedo ser yo. ¿Un delincuente con la rica O’Connor? No puedo hacer eso. La estaría condenando si se atara a mí, quiero lo mejor para ella. Tal vez si las circunstancias fuesen otras…
La puerta se abre.
Corro hacia ella dejando a Heather atrás para a Drake:
—¿Lo has hecho tú?
Él solo niega con la cabeza, igual de estupefacto que yo.
¿Qué está pasando?
Ahoga un grito.
—Drake, ¿qué…?
—Buenos días, Jason… y Drake —oigo a mis espaldas.
Oh, Dios, no, por favor… no.
Me doy la vuelta lentamente deseando equivocarme. No pueden hacerme esto. Josh tiene a Heather cogida por el hombro, y con la punta de su cuchillo manchado de sangre —que mi sexto sentido me dice que es el mismo con el que le hirió la pierna y su misma sangre— apoyado en la mejilla de Heather.
Por su lado, Lewis tiene su revólver en la sien de Michael, y este, aunque sé que está asustado, solo mira en mi dirección y en la de Heather, rápidamente. Él también ha ayudado. Tenía que ocuparse de distraer a Josh y Lewis y lo había conseguido… hasta ahora. Pero no puedo echarle la culpa de nada, solo a mí mismo. Es más, debería agradecérselo, ha puesto su vida en peligro para… para nada.
‘Lo siento’ articula.
—Suéltalos —digo acercándome a ellos.
—¿Y por qué deberíamos hacer eso? —responden a coro.
—Porque este es un juego al que todos sabemos jugar —susurra Drake acercándose a mí, aunque todos lo hemos oído. Me entrega mi pistola, que bien pesa.
«Tú, Drake, siempre igual de preparado. Gracias, aunque es preocupante que hayas supuesto que esto podía pasar… Bueno, no, en realidad, lo preocupante es que yo no haya podido prever esta situación. Demasiado fácil.»
No puedo creer que haya bajado tan rápido la guardia.
—No te culpes, Jason, esto era inevitable —me susurra Drake—. Tú solo… la querías a ella, y lo demás…
Pero hay algo que no puedo olvidar, Drake, no puedo evitarlo.
—¿Quién fue, Josh? ¿Quién mató a mi madre? ¿Y al hermano de Drake? ¿Lo sabes?

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