domingo, 9 de diciembre de 2012

Capítulo 27 «As long as she loves me»


◘ Jason McCann.

Estoy intentando asimilar todo lo que Heather ha dicho, y simplemente es que no puedo.
No tanto por el hecho de saber, de confirmar que Josh y Lewis son los asesinos —técnicamente—, ya que eso es algo que en el fondo, todos sabíamos que había pasado. Aquí la cuestión es que he condenado a muchas personas, les haré pasar lo mismo que he pasado yo, porque la verdad es que no creo que pase de hoy, que está amaneciendo.
—Lo siento… —balbucea.
Y se cae al suelo. Probablemente debilitada, porque he tardado mucho o porque no puede más. Voy a su lado y me agacho.
Mi dedo índice sujeta y levanta su barbilla con lentitud, hasta que nuestros ojos se encuentran, y veo las suyos oscuros con mucha claridad, pese a estar cubiertos de lágrimas que enseguida derramará y mojarán sus mejillas.
—Heather, soy yo quien lo siente. Todo lo que te ha pasado a ti es mi culpa. A ti no te puedo culpar de nada. Lo he fastidiado todo. Siento haberte secuestrado la primera vez. Siento no haber impedido que te secuestraran ellos a la vez. Siento haberte hecho daño, físicamente. Siento haber tardado tanto en venir, en encontrarte aquí. Siento haberte arruinado la vida. Lo siento todo.
Ella solo me mira, y la primera lágrima surca su mejilla.
—Y, por último, siento haberme enamorado de ti. Haberme dado cuenta tarde, que hiciera falta todo esto para, simplemente, darme cuenta que en mi vida faltaba algo, alguien. Faltabas… tú. Que tus ojos me enamoraron la primera vez que te vi en aquel concesionario, y la siguiente en mi cuarto, y la siguiente, cuando fui a hablar contigo, y se hizo habitual tu presencia, en menos de un mes pasó todo eso. Fue necesario que te fueras, que tú lo pasaras mal, que te hicieran, todo lo que te han hecho —murmuro con mi dedo en la sangre que resbala por su cuello— y haberme dado cuenta ahora que…
Ella entonces empieza a llorar, y se me rompe el alma en mil pedazos, esta vez. La abrazo y rozo con mis labios su frente, besándola.
—¿Fin de la escena? —carcajea Josh.
Me levanto y la cojo de la mano, la ayudo a levantarse aun con cuidado recordando el daño de su pierna.
Ella se coloca detrás de mí y cargo la pistola.
—Que empiece el show.
Drake también carga su pistola.
—Siento lo que te voy a pedir ahora mismo… —le digo a Heather— pero, por favor, sal de aquí.
Ella calla un instante antes de asentir.
—Vale…
—La furgoneta está abierta. Después de esto…
—No me hace falt…
—Heather —la interrumpo—, iremos en un momento. Lo prometo.
Cuando ella ya está fuera, Josh estalla a carcajadas.
—Cómo te has ablandado, eh, Jason, no me habría esperado nunca algo así de ti. De Drake, bueno, él siempre fue como más… sensible. Pero anda que tú… Así que esto es lo que se llama decepción. Incluso empecé a tenerte cariño.
—Mira por dónde, eso lo dudo.
—¿Es cierto lo que ha dicho ella? —grita Drake—. ¿No nos equivocábamos? ¿Sois tan hijos de puta?
Lewis suelta a Michael, que saca también su pistola y viene a nuestro lado, y apunta a Drake con ella.
Antes de apretar el gatillo, un ruido sordo de disparo lo tira al suelo.
—¿Quién ha…? ¿Drake?
Cuando gira para mirarme, lo hace lentamente, y otro disparo lo atraviesa. A mi mejor amigo.
Josh carcajea. El muy cabrón ha disfrutado matando a Drake, y no lo siento lo más mínimo por Lewis que también acaba de ser asesinado.
Corro con mi amigo, que yace en el suelo, con los ojos cerrados y con una bala en el pecho. Precisión. Con una asquerosa precisión digna de un francotirador. Esto es demasiado para mí ahora mismo.
Salto encima de Josh y tira su arma, al igual que he hecho yo. Mis manos rodean su cuello, quiero ser yo quien lo mate, quien lo haga sufrir, no una puta bala.
—¿Cómo has sido capaz de hacerle eso? —grito asfixiándolo—. ¡Es mi mejor amigo!
Las lágrimas inundan mis mejillas y me hacen ver mucho peor. Todo a mi alrededor parece dar vueltas, esto… no puede estar pasando. Cojo su pistola, y la aprieto contra su cabeza, con mi otra mano sujeto su cabeza.
—Jason McCann —dice riendo de nuevo, aunque esta vez agónicamente—, no serías capaz de matarme.
Suspiro intentando tranquilizarme, pero no puedo. Ahora nada puede ir bien. No sé cómo ha sido capaz de asesinar a Drake. No puedo creer que no vaya a volver a verlo, a su constante irónica sonrisa, y tampoco creer que no vaya a volver a oír ese ya habitual ‘La encontraremos’ o ‘Te está volviendo loco, eh’ con el que enarcaba una ceja. A nuestras conversaciones absurdas que no significaban más que lo amigos que éramos, que si no hubiese sido por él, no habría conseguido todo lo que conseguimos, porque lo hicimos juntos.
—He matado a muchas otras personas, inocentes, sin motivo. ¿Por qué no te iba a matar a ti?
Su pistola, yaciendo en el suelo a mi lado, termina en mis manos, con mi dedo índice sobre el gatillo, más que dispuesto a apretar.
—No podrías hacerlo.
Parpadeo.
—¿Qué te apuestas? Contigo, no es diferente.
Un ruido sordo inunda mis oídos, y la sangre de este capullo me mancha, pero nada importa ahora mismo.
—¡¿Decías?! —le grito a su cadáver.

♣ • ♣

Michael apoya su mano en mi hombro.
—Los he perdido a todos, Mike. ¡A todos! Perdí a mi madre, perdí a mi padre, a toda mi familia, ahora a Drake… y tengo que perder también a Heather. ¡Existe algo más injusto!
Cargo a mi amigo para llevármelo a la furgoneta, y enterrarlo dignamente.
—Vamos, ven, Michael.
Pero lo malo es que esto, aun no ha terminado.

No hay comentarios: