◘ Heather O’Connor
Llevo varios
minutos con Jason, cogido de la mano, y contemplo su perfil concentrado en la
puerta. En la puerta, por la que él salió hace seis años y no ha vuelto hasta
hoy.
Ha hecho muchas
cosas. Jason ha hecho más cosas de las que hará nadie jamás. Pero no lo veo con
el valor de enfrentarse a su padre, tras haberlo abandonado, justo en el peor
momento. Para ambos.
—Jason —susurro, él me lanza una mirada fugaz, y luego vuelve a
concentrarse en la puerta. Tiene que ser muy difícil para él. — ¿Quieres… que
llame yo?
Traga saliva y asiente, sin parpadear.
Tras dudar unos instantes, le doy un par de golpecitos a la
puerta.
Hay unos instantes de silencio, él me mira inexpresivo. Han de ser
tantas las emociones que recorren su mente, que no soy capaz de ponerme en su
lugar. No puedo imaginarme qué debe de ser para él estar pasando ahora mismo
por este instante en los que recuerdos anteriores a la terrorífica vida que
eligió desfilen uno tras otro por su cabeza.
De repente comienza a llover.
Dios mío, es como si el mundo entero concibiese en la idea de que
algo no marcha bien. Pero no voy a dar marcha atrás, no voy a soltar la mano de
Jason.
Nunca.
Y aunque tenga que derribar la puerta yo misma, llegados a este
punto, no pienso permitir que Jason dé media vuelta después del debate
emocional que habrá tenido que llevar a cabo solo para decidir estar delante de
la puerta de su casa.
Comienzo a oír pasos, cuando me giro para preguntarle a él también
lo veo estremecerse por el rabillo del ojo y siento que sé de sobra cuál es su
respuesta sin ni siquiera la necesidad de formular una pregunta.
Un hombre con el pelo canoso y que me recuerda fugazmente a Jason,
abre la puerta, y nada más hacerlo vuelve a cerrarla, dejando solo una franja
para susurrar:
—Tú… tú eres… ese chico de las noticias. ¿Qué… qué quieres de mí?
Jason agacha la cabeza.
—Nada…
Suspira y echa la cabeza atrás. Después, se da la vuelta directo
al coche, sin darse cuenta de que yo no me he movido un solo milímetro. Echo un
vistazo rápido al interior de la casa, pero no creo que haga falta esa
discreción, porque el padre de Jason está tan aterrado que parece haber
olvidado cómo moverse.
Una foto de una mujer cuelga de la pared. Es la madre de Jason.
Son… sus ojos.
Se terminaron los rodeos. Creo que esto ya solo puede mejorar, así
que no me preocupo lo más mínimo.
—¿De verdad no lo reconoce? —suspiro exasperada.
Jason solo se para. No vuelve a dirigirme una mirada, solo se
queda parado bajo la lluvia.
Su padre, por el contrario, clava sus ojos en los míos.
—¿Únicamente conoce su cara? Es imposible que no sepa su nombre
también.
Pone los ojos en blanco, pensativo. Luego dirige una mirada
repleta de dudas a Jason, y le dice:
—Ven aquí, chico.
Aunque intenta poner la voz firme y autoritaria, me parece oírla
temblar pero, bueno, mi voz también temblaba después de dos años sin ver a
Jason… echándolo tanto de menos… queriéndolo tanto… y siendo consciente de que
nadie jamás sería capaz de remplazarlo.
Jason sigue sin decir nada, y aunque yo también intento
endurecerme y que parezca que tengo todo el control, no puedo engañarme.
Y es que, en realidad, no tengo ni idea de qué está pasando.
Coge a Jason por la barbilla obligándolo a mirarlo a los ojos, no
con cierto miedo todavía.
Entonces sus ojos empiezan a brillar, a verse cristalinos y
brillantes aunque no haga sol reflejándose en ellos.
—Papá —susurra Jason, o puede que solo lo articule y a mí me
parezca oírlo, confundido con el sonido de la lluvia y de los truenos.
—Siempre tuviste los ojos de tu madre, Jason.
Ambos se funden en un abrazo, y yo los contemplo, sonriendo.
♣ • ♣
—Perdonad el desorden, no es que… bueno, esperase visita —se
disculpa, luego me mira y suspira—: Soy Alex, el padre de Jason. Tú eres…
—Heather —dice Jason antes de dejarme contestar—, y es…
Sonrío. No es tan seguro de sí mismo como siempre se esforzó en
aparentar.
—Su novia —completo.
Él clava sus ojos en los míos y aunque no sonríe con la curva de
sus labios, me dedica la más tierna de las miradas.
—¿Me diría dónde está el aseo? Además, creo que ambos necesitáis
un momento a solas…
Me miran. Me siento algo incómoda. Pero no como cuando iba a casa
de Brandon, y me incomodaba la frialdad de sus padres, sino que tienen un amor
que sé, que mi padre jamás será capaz de darme. Y eso me trastoca mucho.
—Al final del pasillo, a la derecha —indica Alex.
Asiento.
Me encamino hasta el cuarto de baño, y me miro en el espejo. En
realidad tengo un aspecto espantoso después de haber pasado toda la noche
fuera, pero no puedo fijarme en eso. Solo estoy pendiente de la sonrisa de
tonta que me ilumina la cara. Parezco una niña, y aunque tengo veinte años, me
siento como si de verdad lo fuera. Es emocionante, que por fin vaya a hacer lo
que nunca tuve valor de hacer.
Alejarme y correr.
Porque en eso consiste la vida, en arriesgarse.
«Vida no arriesgada, vida no vivida.»
Me enjuago la cara con agua y me recojo el pelo. Aunque ahora mis
ojeras son todavía más visibles, mis ojos brillan de una manera que jamás antes
había visto. La felicidad hoy es evidente en mí.
Salgo del baño, pero me freno en seco antes de entrar en el salón.
«Me parece que hablan de mí».
—Bueno, Jason, ¿qué pensáis hacer?
Él tarda un instante en responder.
—No lo sé.
—¿Adónde iréis?
—Ni idea.
—¿Y entonces?
No hay respuesta. Doy por zanjada su conversación, pero al parecer
me equivoco, antes de volver a entrar, Alex susurra, esta vez tan bajito que al
principio dudo mucho que sea real:
—¿La amas?
Por la voz que utiliza Jason al responder, intuyo que ha sacado su
hermosa media sonrisa.
—Como nunca antes he amado a otra persona ni seré capaz de hacerlo
jamás.
Sonrío, y sé que eso no es suficiente para expresar lo mucho que
lo amo yo a él también, que dejaré mi mundo por él, que el planeta puede dejar
de girar ahora, que él es mío.
—¿Hasta cuándo pensáis estar juntos?
Esta vez, Jason se aclara la garganta antes de contestar:
—Sinceramente, no lo sé. Pero creo que esas cosas nunca se saben,
¿no? Estoy convencido de que nunca la obligaré a estar conmigo si ella no lo
quiere, que no la ataré a mí porque es una mujer, y ha de ser libre, pero
siempre y cuando una parte de ella me pertenezca, siempre y cuando ella me ame,
puedo estar seguro de que estaremos juntos. Sin importar las consecuencias.
De repente siento que alguien me empuja, y que debo entrar en la
habitación, pero sin embargo, no lo hago.
Me asomo por el marco de la puerta, clavando mis ojos en Jason y
digo, unas palabras que sé que solo pronunciaré una vez en mi vida.
—Puedes tener por seguro, pues, que estaremos juntos hasta la otra
vida.
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Bueno… este es el fin. No sabéis lo difícil que es para mí
escribir, por fin, este punto final. El de verdad. Iba a escribir un epílogo,
pero no soy capaz. He zanjado la historia de este modo, porque no podía hacerlo
de otro modo.
Jason, te echaré de menos. Heather, cuídalo por todas nosotras.
Quería daros las gracias a todas las personas que habéis
participado en esta novela tanto como mis personajes, que habéis estado ahí, ya
sea desde el principio o desde después, pero esta novela, para mí, es especial.
¿Por qué? Veréis… he empezado miles a lo largo de mi vida, pero esta, «As long
as she loves me» junto con su segunda parte, ha sido la primera que he sido
capaz de terminar. Ha sido la primera que me ha hecho llorar, de verdad. Y os
quería dar las gracias, a todas y cada una de vosotras, por haber participado,
por haberme leído, por haber estado ahí. Por haber aguantado mis muchos
retrasos, por haber esperado en mi época de sequía.
No soy capaz de ponerle ‘Fin’ a esta historia, simplemente porque
para mí no ha terminado. Es una historia real, con personas reales y
sentimientos y emociones reales. Estoy algo sentimental, sí que es verdad, pero
no puedo creerme que, subí la sinopsis, el asesinato de la madre de Jason, hace
más o menos nueve meses, que se dice pronto. El 29 de julio, es cuando subí
aquel prólogo. Y a 21 de abril estamos. Y es increíble.
Simplemente, muchas gracias. Espero no haberos decepcionado.
Espero que os haya gustado, espero que sigáis disfrutándola y espero que de
verdad sepáis conscientes que todo ha sido gracias a vosotras.
Un beso, de todo corazón.
Y os deseo mucha suerte.
Carmen Who Cares.
1 comentario:
Me ha encantado la novela, me da mucha pena que se acabe jaja
Espero que empieces otra pronto :)
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